viernes, 22 de noviembre de 2013

Nuevas propuestas para la construcción de conocimiento. Por: Johana Bolívar, Gianfranco Colella, Andreina Matheus.

Universidad de Los Andes
Núcleo “Dr. Pedro Rincón Gutiérrez”
Departamento de Comunicación Social



















Nuevas propuestas para la construcción de conocimiento
(ensayo)










Bolívar, Johana
C.I.: 19.134.845
Colella Molina, Gianfranco
C.I.: 19.145.119
Matheus Monsalve, Andreina
C.I.: 20.624.536











Los seres humanos actúan socialmente. No se diluye de forma autónoma en la mente de los sujetos la realidad a través de estructuras formadas mediante la sociedad, pues dichas estructuras funcionan como el marco en el que se desenvuelven las personas que ejercen acciones a partir de su capacidad de conocimiento; ni tampoco sucede al contrario, ya que los sujetos ejercen mayor o menor autonomía, pero nunca lo hacen de forma mecánica dentro de estructuras sociales.
De igual manera la resistencia explícita o implícita a las acciones cotidianas y personales, es reconocida como un papel importante especialmente a los movimientos sociales en el cambio histórico, pues los individuos tienen la capacidad de cuestionar las pautas aprendidas en sociedad.
Con referencia a esta idea, Habermas sustenta “el punto de vista dominante de que el conocimiento está separado del individuo y es descubierto por él y defiende un conocimiento que se construye mediante la acción comunal” (Criticos, 1993, p. 81).
En tal sentido, en 2001, Wells, citado por Ibáñez (2003), hace referencia desde el punto de vista psicológico histórico-cultural:
Como reconocía Leont´ev, sólo son individuos concretos quienes llevan a cabo actividades de representación intencionales; sólo los seres humanos individuales pueden conocer. Sin embargo, como él mismo también destacaba, conocer no es una actividad que se pueda llevar a cabo en aislamiento, bien de otras personas, bien de los artefactos culturalmente producidos que proporcionan los elementos mediadores. Por lo tanto, la manera más adecuada de entender el conocer es como la actividad intencional de individuos que, como miembros de una comunidad, emplean y producen representaciones en el esfuerzo colaborativo de comprender mejor su mundo compartido y transformarlo. (digital)
Por otra parte, es importante destacar la conjetura de que no todos los individuos han de ser intelectuales. Antonio Gramsci propone que todos los seres humanos reflexionan e interpretan el mundo que los rodea, más allá de su productividad. De esa manera, separar la ocupación de un sujeto totalmente entre lo intelectual y lo “manual” es una limitación para el alcance del pleno desarrollo humano y el desarrollo del verdadero conocimiento.
En síntesis, el conocimiento no puede ser neutral ni separable de la práctica, Ibáñez (2003) también cita a Giulio Girardi (1977) para afirmar:
No hay interés teórico que esté desvinculado de intereses prácticos. El desinterés es el ocul­tamiento de intereses que no quieren confesarse. No hay relación con el objeto, que no sea al mismo tiem­po, consciente o inconscientemente, relación con un proyecto. No se trata aquí de intereses inmediatos, sino del proceso global por el que el hombre realiza su proyecto fundamental. El conocimiento no puede ser juez sin ser parte. Se sitúa necesariamente en relación con las fuerzas políticas y económicas; siempre es relativo a un proyecto de sociedad, activamente propugnado o pa­sivamente aceptado. (digital)
Así mismo son cuestionables los instrumentos y las concepciones comúnmente aceptados a través del marco social. Tal como puede ser la idea de prácticas de trabajo asalariado como único trabajo posible, el ser productivo, la modernización, la pobreza, entre otros; deben someterse a revisión y ser cuestionadas al igual que los instrumentos de conocimiento globalizado social como el PIB (Producto Interno Bruto), por ejemplo.
En consecuencia, la propuesta no es válida por el simple hecho de oponerse a lo dominante, sino a través de una validación interna. De esa manera, la ciencia crítica debe esmerarse en ir más allá de alterar parámetros imperiosos, lo que supone ser más complejo que sencillamente tener una posición contraria a los enunciados o las acciones. 
En efecto, es necesario ir más allá de la pauta marcada por la cotidianidad y la fuerza conservadora para someter ciertos problemas. En este sentido Carmen G. Landa y Tusta Aguilar (2003) aseveran: "los conocimientos juegan frecuentemente el papel de un recurso de poder y se invocan como aval de una propuesta determinada" (p. 84).
Por su parte, Amparo Moreno (1991) sostiene la importancia del cuestionamiento del conocimiento
Las formas de conocer el mundo producidas por y para dominarlo (las formas de saber vinculadas al ejercicio del poder), se han legitimado históricamente como expresión de lo real (...) a base de definir como apariencia, opinión, engaño y hasta superstición e ignorancia cuantas formas de conocimiento no se ajustan a sus criterios valorativos y sus reglas. Y la capacidad coactiva del saber guarda relación con su capacidad para autolegitimarse como verdad y con la credibilidad de que goza: no en vano, de ello depende que los seres humanos nos comportemos de acuerdo con sus fórmulas y, por tanto, las hagamos realidad. (p. 62)
La investigación debe perdurar como una herramienta de construcción del conocimiento, pues es una forma compleja, reflexiva y holística de hacer juicios, partiendo de la unión entre los sujetos y objetos investigativos funcionando como cuestionamiento del modelo hegemónico de la investigación.
Jesús Ibáñez (1991) es capaz de sintetizar la evolución de la consideración del `sujeto´, mediante un paralelismo expuesto de la siguiente manera:
El sujeto ha sido, sucesivamente, absoluto, relativo y reflexivo. Posiciones que corresponden, respectivamente, a las tres grandes olas de la física: clásica, relativista y cuántica. En física clásica (...) el sujeto es absoluto: lugar de Dios o de Laplace (...). En física relativista (...) la captura del objeto exige una conversación entre todos los observadores posibles" (...) "en física cuántica el sujeto se hace reflexivo: pues tiene que doblar la observación del objeto con la observación de su observación del objeto. (p. 14)
En otro sentido, la autocrítica debe formar parte del proceso de adquisición de conocimiento. De esa manera los sujetos que desarrollan investigaciones de cualquier tipo, no deben ser vistos como observadores neutrales ni tampoco darles un sentido de desinterés o puntos de vistas sesgados.
Dicho así, el ejercicio de autocriticarse soporta los procesos cognitivos adquiridos y en construcción para definir verazmente las conclusiones y consecuencias.
Para el desarrollo de esa herramienta, existen algunos aspectos a considerar de su implementación:
·                    El conocimiento no suple definitivamente la elección en la que intervienen valores ideológicos.
·                    La crítica no debe evitar el desarrollo pleno de las personas más oprimidas ni ser paralizante.
·                    La posición del autor es de suma relevancia, tal y como su proceso de socialización como hombre o mujer, su residencia o el plano ideológico.
·                    No existe una explicación definitiva y menos omnicomprensiva, más bien explicaciones que pueden tomar veracidad mediante el diálogo.
Con respecto a esto, Ibáñez (2003) cita a Ricardo Falla para exponer:
No hay receta para saber cuándo se le está haciendo el juego al sistema. Lo que es importante es que la acción social tenga en cuenta no sólo las necesidades inmediatas que pretende aliviar, sino el contexto social y político en que se da. (digital)

Por otra parte el conocimiento tiene un objetivo, puede sugerir una transformación social y es metódico. Lo que sugiere que cada una de sus características forma parte de un conjunto de procesos que generan la adquisición de conocimientos mediante herramientas desarrolladas en sociedad pero implementadas individualmente.
Debe entenderse el objetivo del conocimiento como la emancipación; la ciencia social crítica según lo explicado por Habermas es orientada hacia la autonomía racional y sobre todo a la libertad, operando en contextos concretos, mostrando escenarios distintos, considerando la eliminación de las barreras que impiden la libertad, decidir libremente. El estudio como ejercicio continuo para  construcción de conocimiento está ligado al interés humano, teniendo siempre una utilidad para quien conoce.
Por otra parte, el carácter del conocimiento como herramienta de transformación social no busca certezas, más bien reconoce la ausencia de verdades absolutas válidas en todos los contextos. Valida la autonomía del sujeto que no solo adquiere conocimiento sino que lo matiza según su experiencia.
Dicho esto, es importante destacar que el papel de la verdad universal ha sido relegado y en los últimos tiempos las ciencias físico-naturales han sido cuestionadas por el conocimiento social, por definir el modelo de dichas ciencias como reduccionistas y mecanicistas, sin embargo ese paradigma ha sido imitado en ocasiones por investigaciones sociales. Wallerstein (85) aclara esta idea:
Las utopías forman parte del objeto de estudio de las ciencias sociales, lo que no puede decirse de las ciencias naturales; y las utopías desde luego tienen que basarse en tendencias existentes. Si bien ahora tenemos claro que no hay certeza sobre el futuro ni puede haberla, sin embargo las imágenes del futuro influyen en el modo en que los seres humanos actúan en el presente. (p. 85)

Es importante resaltar que el conocimiento no es concebido únicamente como racionalidad, también incluye experiencias vitales.
“…De una vez por todas debemos asumirnos como seres sentipensantes -expresión de Eduardo Galeano- Sentimiento y razón constituyen aspectos inseparables en el ser humano. La fuerza de la pasión nos empuja a la realización de nuestros sueños e ideas."
(Baldeón, 2000, digital)
Con referencia a la concepción del conocimiento como instrumento transformador, es importante acotar que deben superar las barreras de disciplinariedad es una especie de apertura de las ciencias sociales; una forma de hacerlo es entablando un diálogo entre las diversas formas de conocimiento para obtener una finalidad crítica.
El conocimiento es portador de transformación y debe dar privilegio a la mirada de los sectores oprimidos, debe impactar mediante la priorización de contribuir con conocimiento sobre otros y actuar. Pero se trata de ir más allá de “ponerse en el lugar de otros(as)” sino de generar la necesidad de que los individuos puedan cambiar y elegir su propio lugar.
Finalmente, las nuevas propuestas de la construcción del conocimiento son entendidas en un   plano general como procesos conocidos que evolucionan a través del cuestionamiento y su implementación individual  por parte de los propios investigadores que someten cada una de sus ideas al repertorio mental adquirido en sociedad y deliberado a través de la misma.
 


Referencias Bibliográficas
Aguilar, T. y Landa, C.G. (2003). "Un saber apropiado para participar". En Aguilar, T. y Caballero, A. (coords.), Campos de juego de la ciudadanía. Barcelona: El Viejo Topo.
Baldeón, E. (2000). "Pensamiento abierto y eficacia transformadora. -Notas para repensar nuestros proyectos de educación y comunicación". En Razón y Palabra, nº 18. www.cem.itesm.mx/dacs/publicaciones/logos/anteriores/n18/18ebaldeon.html
Ibáñez, J. (2003). El conocimiento social transformador: una propuesta de síntesis. Recuperado el 22 de noviembre de 2013, de http://jei.pangea.org/soc/c/conoc-soc-sint.htm
Moreno, A. (1991). Pensar la historia a ras de piel. Barcelona: Ediciones de la Tempestad.

Wallerstein, I., (coord.) (1998). Abrir las ciencias sociales. Informe de la Comisión Gulbenkian para la reestructuración de las ciencias sociales. México: Siglo XXI editores - Unam.

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