Universidad de Los Andes
Núcleo “Dr. Pedro Rincón Gutiérrez”
Departamento de Comunicación Social
Nuevas propuestas para la construcción de conocimiento
(ensayo)
Bolívar, Johana
C.I.: 19.134.845
Colella Molina, Gianfranco
C.I.: 19.145.119
Matheus Monsalve, Andreina
C.I.: 20.624.536
Los seres humanos actúan socialmente. No se
diluye de forma autónoma en la mente de los sujetos la realidad a través de
estructuras formadas mediante la sociedad, pues dichas estructuras funcionan
como el marco en el que se desenvuelven las personas que ejercen acciones a
partir de su capacidad de conocimiento; ni tampoco sucede al contrario, ya que
los sujetos ejercen mayor o menor autonomía, pero nunca lo hacen de forma
mecánica dentro de estructuras sociales.
De igual manera la resistencia explícita o
implícita a las acciones cotidianas y personales, es reconocida como un papel
importante especialmente a los movimientos sociales en el cambio histórico,
pues los individuos tienen la capacidad de cuestionar las pautas aprendidas en
sociedad.
Con referencia a esta idea, Habermas sustenta
“el punto de vista dominante de que el conocimiento está separado del individuo
y es descubierto por él y defiende un conocimiento que
se construye mediante la acción comunal”
(Criticos, 1993, p. 81).
En tal sentido, en 2001, Wells, citado
por Ibáñez (2003), hace referencia desde el punto de vista psicológico
histórico-cultural:
Como reconocía Leont´ev, sólo son individuos concretos quienes llevan a cabo
actividades de representación intencionales; sólo los seres humanos
individuales pueden conocer. Sin embargo, como él mismo también destacaba,
conocer no es una actividad que se pueda llevar a cabo en aislamiento, bien de
otras personas, bien de los artefactos culturalmente producidos que
proporcionan los elementos mediadores. Por lo tanto, la manera más adecuada de
entender el conocer es como la
actividad intencional de individuos que, como miembros de una comunidad,
emplean y producen representaciones en el esfuerzo colaborativo de comprender
mejor su mundo compartido y transformarlo. (digital)
Por otra parte, es importante destacar la conjetura
de que no todos los individuos han de ser intelectuales. Antonio Gramsci
propone que todos los seres humanos reflexionan e interpretan el mundo que los
rodea, más allá de su productividad. De esa manera, separar la ocupación de un
sujeto totalmente entre lo intelectual y lo “manual” es una limitación para el
alcance del pleno desarrollo humano y el desarrollo del verdadero conocimiento.
En síntesis, el conocimiento no puede ser neutral
ni separable de la práctica, Ibáñez (2003) también cita a Giulio Girardi (1977)
para afirmar:
No hay interés teórico que esté desvinculado de intereses prácticos. El
desinterés es el ocultamiento de intereses que no quieren confesarse. No hay
relación con el objeto, que no sea al mismo tiempo, consciente o
inconscientemente, relación con un proyecto. No se trata aquí de intereses
inmediatos, sino del proceso global por el que el hombre realiza su proyecto
fundamental. El conocimiento no puede ser juez sin ser parte. Se sitúa
necesariamente en relación con las fuerzas políticas y económicas; siempre es
relativo a un proyecto de sociedad, activamente propugnado o pasivamente aceptado.
(digital)
Así mismo son cuestionables los instrumentos y las
concepciones comúnmente aceptados a través del marco social. Tal como puede ser
la idea de prácticas de trabajo asalariado como único trabajo posible, el ser
productivo, la modernización, la pobreza, entre otros; deben someterse a
revisión y ser cuestionadas al igual que los instrumentos de conocimiento
globalizado social como el PIB (Producto Interno Bruto), por ejemplo.
En consecuencia, la propuesta no es válida por el
simple hecho de oponerse a lo dominante, sino a través de una validación
interna. De esa manera, la ciencia crítica debe esmerarse en ir más allá de
alterar parámetros imperiosos, lo que supone ser más complejo que sencillamente
tener una posición contraria a los enunciados o las acciones.
En efecto, es necesario ir más allá de la pauta
marcada por la cotidianidad y la fuerza conservadora para someter ciertos
problemas. En este sentido Carmen G. Landa y Tusta Aguilar (2003) aseveran: "los
conocimientos juegan frecuentemente el papel de un recurso de poder y se
invocan como aval de una propuesta determinada" (p. 84).
Por su parte, Amparo Moreno (1991) sostiene la
importancia del cuestionamiento del conocimiento
Las formas de conocer el mundo producidas por y para dominarlo (las
formas de saber vinculadas
al ejercicio del poder),
se han legitimado históricamente como expresión de lo real (...) a base de definir como apariencia, opinión, engaño
y hasta superstición e ignorancia cuantas formas de conocimiento no se ajustan
a sus criterios valorativos y sus reglas. Y la capacidad coactiva del saber
guarda relación con su capacidad para autolegitimarse como verdad y con la credibilidad de que goza: no en
vano, de ello depende que los seres humanos nos comportemos de acuerdo con sus
fórmulas y, por tanto, las hagamos realidad.
(p. 62)
La investigación debe perdurar como una herramienta
de construcción del conocimiento, pues es una forma compleja, reflexiva y
holística de hacer juicios, partiendo de la unión entre los sujetos y objetos
investigativos funcionando como cuestionamiento del modelo hegemónico de la
investigación.
Jesús Ibáñez (1991) es capaz de sintetizar la
evolución de la consideración del `sujeto´, mediante un paralelismo expuesto de
la siguiente manera:
El sujeto ha sido, sucesivamente, absoluto, relativo y reflexivo.
Posiciones que corresponden, respectivamente, a las tres grandes olas de la
física: clásica, relativista y cuántica. En física clásica (...) el sujeto es
absoluto: lugar de Dios o de Laplace (...). En física relativista (...) la
captura del objeto exige una conversación entre todos los observadores
posibles" (...) "en física cuántica el sujeto se hace reflexivo: pues
tiene que doblar la observación del objeto con la observación de su observación
del objeto. (p. 14)
En otro sentido, la autocrítica debe formar parte
del proceso de adquisición de conocimiento. De esa manera los sujetos que
desarrollan investigaciones de cualquier tipo, no deben ser vistos como
observadores neutrales ni tampoco darles un sentido de desinterés o puntos de
vistas sesgados.
Dicho así, el ejercicio de autocriticarse soporta
los procesos cognitivos adquiridos y en construcción para definir verazmente
las conclusiones y consecuencias.
Para el desarrollo de esa herramienta, existen
algunos aspectos a considerar de su implementación:
·
El conocimiento no
suple definitivamente la elección en la que intervienen valores ideológicos.
·
La crítica no debe
evitar el desarrollo pleno de las personas más oprimidas ni ser paralizante.
·
La posición del autor
es de suma relevancia, tal y como su proceso de socialización como hombre o
mujer, su residencia o el plano ideológico.
·
No existe una
explicación definitiva y menos omnicomprensiva, más bien explicaciones que
pueden tomar veracidad mediante el diálogo.
Con respecto a esto, Ibáñez (2003) cita a Ricardo
Falla para exponer:
No hay receta para saber cuándo se le está haciendo el juego al sistema.
Lo que es importante es que la acción social tenga en cuenta no sólo las
necesidades inmediatas que pretende aliviar, sino el contexto social y político
en que se da. (digital)
Por otra parte el conocimiento tiene un objetivo,
puede sugerir una transformación social y es metódico. Lo que sugiere que cada
una de sus características forma parte de un conjunto de procesos que generan
la adquisición de conocimientos mediante herramientas desarrolladas en sociedad
pero implementadas individualmente.
Debe entenderse el objetivo del conocimiento como
la emancipación; la ciencia social crítica según lo explicado por Habermas es
orientada hacia la autonomía racional y sobre todo a la libertad, operando en
contextos concretos, mostrando escenarios distintos, considerando la
eliminación de las barreras que impiden la libertad, decidir libremente. El estudio
como ejercicio continuo para construcción de conocimiento está ligado al
interés humano, teniendo siempre una utilidad para quien conoce.
Por otra parte, el carácter del conocimiento como herramienta
de transformación social no busca certezas, más bien reconoce la ausencia de
verdades absolutas válidas en todos los contextos. Valida la autonomía del
sujeto que no solo adquiere conocimiento sino que lo matiza según su
experiencia.
Dicho esto, es importante destacar que el papel de
la verdad universal ha sido relegado y en los últimos tiempos las ciencias
físico-naturales han sido cuestionadas por el conocimiento social, por definir
el modelo de dichas ciencias como reduccionistas y mecanicistas, sin embargo
ese paradigma ha sido imitado en ocasiones por investigaciones sociales.
Wallerstein (85) aclara esta idea:
Las utopías forman parte del objeto de estudio de las ciencias sociales,
lo que no puede decirse de las ciencias naturales; y las utopías desde luego
tienen que basarse en tendencias existentes. Si bien ahora tenemos claro que no
hay certeza sobre el futuro ni puede haberla, sin embargo las imágenes del
futuro influyen en el modo en que los seres humanos actúan en el presente. (p.
85)
Es importante resaltar que el conocimiento no es
concebido únicamente como racionalidad, también incluye experiencias vitales.
“…De una vez por todas
debemos asumirnos como seres sentipensantes -expresión de Eduardo
Galeano- Sentimiento y razón constituyen aspectos inseparables en el ser
humano. La fuerza de la pasión nos empuja a la realización de nuestros sueños e
ideas."
(Baldeón, 2000, digital)
Con referencia a la concepción del conocimiento
como instrumento transformador, es importante acotar que deben superar las
barreras de disciplinariedad es una
especie de apertura de las ciencias sociales; una forma de hacerlo es
entablando un diálogo entre las diversas formas de conocimiento para obtener
una finalidad crítica.
El conocimiento es portador de transformación y
debe dar privilegio a la mirada de los sectores oprimidos, debe impactar
mediante la priorización de contribuir con conocimiento sobre otros y actuar.
Pero se trata de ir más allá de “ponerse en el lugar de otros(as)” sino de
generar la necesidad de que los individuos puedan cambiar y elegir su propio
lugar.
Finalmente, las nuevas propuestas de la
construcción del conocimiento son entendidas en un plano general como procesos conocidos que
evolucionan a través del cuestionamiento y su implementación individual por parte de los propios investigadores que
someten cada una de sus ideas al repertorio mental adquirido en sociedad y
deliberado a través de la misma.
Referencias Bibliográficas
Aguilar, T. y Landa, C.G. (2003). "Un saber apropiado para
participar". En Aguilar, T. y Caballero, A. (coords.), Campos de juego de
la ciudadanía. Barcelona: El Viejo Topo.
Baldeón, E. (2000). "Pensamiento abierto y eficacia
transformadora. -Notas para repensar nuestros proyectos de educación y
comunicación". En Razón y Palabra, nº 18.
www.cem.itesm.mx/dacs/publicaciones/logos/anteriores/n18/18ebaldeon.html
Ibáñez, J. (2003). El
conocimiento social transformador: una propuesta de síntesis. Recuperado
el 22 de noviembre de 2013, de http://jei.pangea.org/soc/c/conoc-soc-sint.htm
Moreno, A. (1991). Pensar la historia a ras de piel. Barcelona:
Ediciones de la Tempestad.
Wallerstein, I., (coord.) (1998). Abrir las ciencias sociales. Informe
de la Comisión Gulbenkian para la reestructuración de las ciencias sociales.
México: Siglo XXI editores - Unam.
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